Universidad Nacional de Lomas de Zamora

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UNLZ - Provincia de Buenos Aires - Argentina

jueves, 23 de julio de 2009

LA ESCUELA COMO INSTRUMENTO DE HEGEMONÍA Y CENTRO DE PODER IDEOLÓGICO

Un análisis del pensamiento de Carlos Cullen

En el texto de Carlos Cullen sobre “Saberes y conocimientos en la resignificación social de la escuela” se hace referencia a la crisis de lo público, de lo histórico y de lo lúdico en el ámbito de las prácticas pedagógicas, para explicar la crisis del modelo educativo en tres dimensiones que relacionan la escuela con la transmisión y apropiación de saberes.

En el plano de las representaciones simbólicas, Cullen define que la resignificación social pone en juego deseos y fantasías y en el plano del proceso histórico en el que éstos deseos pueden desarrollarse, se inscriben voluntades políticas.

Si la educación es un efecto de la cultura burguesa, la crisis de la escuela es parte de la crisis de la clase dominante o hegemónica. Hablar de lo simbólico y de voluntades políticas en conflicto en el marco de una resignificación social de la escuela, remite a la teoría de la hegemonía de Gramsci, a la cultura y a la función del educador, en donde éste, al decir de Cullen anhela un rol histórico como comunicador de sentidos.

El modelo perdido, por el que Cullen plantea la necesidad de elaborar un duelo, a modo de superación, no es otro que el de la ideología de la clase dominante que se expresó a través de la escuela como centro de poder. Poder para transformar a los individuos de las clases marginales del inicial Estado oligárquico en formación en ciudadanos con derechos políticos que legitimaran el capitalismo tardío.

La escuela, en el proceso histórico de conformación del Estado nacional, se conformó a su vez como instrumento de hegemonía de la clase dominante que, al análisis de Gramsci, se impuso, sobre el resto de los sectores sociales, a través de un proyecto de acumulación y sistematicidad en la dirección del disciplinamiento de las masas a la legitimación (apropiación) de la cultura burguesa.

Para instrumentarse como ése centro de poder ideológico, la escuela adquirió a través de los planos de transmisión y apropiación que define Cullen los caracteres a resignificar: un templo en el que lo sagrado se ritualiza a través del normalismo y por medio de la disciplina. La resignificación consistirá en imprimirle un carácter político a la función de la escuela haciendo vigente su sentido público, y redimensionando así al templo en el lugar de producción de razón social, al normalismo en un proceso dialéctico (histórico) y a la disciplina en la autodisciplina surgida de un espacio creativo y lúdico.


FUNCIONES POLÍTICAS QUE DESEMPEÑA LA ENSEÑANZA.

Todo proceso educativo tiene por función la transmisión de una multiplicidad de bienes culturales, capital simbólico de un contexto sociohistórico, en la forma de significaciones impuestas con el fin de legitimar el orden establecido. Las categorías transmisibles, por tener un sentido contextuado a un momento histórico y social determinado, hacen que la función pedagógica sea parte de las políticas que la clase dominante de ése momento histórico haya elaborado para imponer su hegemonía política, económica y cultural sobre el conjunto de los sectores que componen la sociedad.

Las funciones políticas que desempeña la enseñanza, se definirán partiendo de una determinada visión del mundo político de la sociedad, visión formulada a su vez desde tres diferentes paradigmas.

Desde la sociología dominante (vinculada a la burguesía y a la conservación de su hegemonía) la función de la enseñanza estará ligada a promover la movilidad social a través de un método ahistórico; desde la sociología crítica (crítica a una sociedad dividida en clases que emplea a la educación como uno de sus aparatos ideológicos de dominación) la función de la enseñanza es reproducir la estructura de clases legitimando las desigualdades; desde la sociología emergente (que intenta desarrollar alternativas aisladas) la función de la educación, básicamente, es la de transmitir conocimientos vinculados con la realidad para lograr la inserción del educando en ella.

La resignificación social de la escuela, como la plantea Cullen, implica en un sentido inyectarle a las prácticas pedagógicas su condición política, su carácter histórico inclusivo para el sujeto social, y en pos del desarrollo de un sujeto de razón cultural.

La significación de la escuela como espacio social del conocimiento a través de prácticas pedagógicas no autoritarias y en un contexto histórico, si bien clarifican el sentido de la dimensión política en las funciones de la enseñanza, como también apuntan objetivamente a brindar elementos para la formación de un sujeto crítico, lo hacen en dirección del orden hegemónico.

Cullen analiza el Estado mínimo de la globalización después de haber planteado tres momentos según las diferentes políticas públicas que relacionaron con distintas funciones a la educación y a los valores de justicia que están en juego en ella (el sentido de pertenencia; la igualdad de oportunidades; y en un tercer momento con la aparición del Estado de bienestar, el valor de la equidad). Ante el avance del neoliberalismo se desplaza la discusión política sobre la educación para discutir la eficacia del sistema, y plantea que cuando la política deja de ser una ciencia práctica y se convierte en técnica de la adquisición y conservación del poder, se separa de la ética. La ciudadanía deja de ser una cuestión educativa y se convierte en una cuestión instrumental.

Como filósofo de la educación, Carlos Cullen define a la ciudadanía como una categoría política y a la educación como una categoría ética. La dialéctica entre ambas categorías debería definir al Estado. El Estado, ante la profundización de las políticas neoliberales, se convierte en un ente mínimo, y la recuperación de lo público a través de la dialéctica ciudadanía-educación, relacionada a la construcción de un bien común (en la búsqueda de un Estado de felicidad, en una definición de justicia aristotélica), presupone la construcción de un Estado social que pueda elaborar políticas educativas para todos, es decir que le dé marco histórico a cada sujeto como productor de sentido, como hacedor de política, garante de justicia.

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UNLZ - Facultad de Ciencias Sociales - Carrera de Psicopedagogía


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Cristina Echegaray



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